Artículo titulado Gold from the
Sea? publicado en 1934 en Modern Mechanix
A menudo en yacimientos de oro
encontramos también agua, y aquellos mineros que lo encuentran han de extraer
el oro de ese agua.
¿Y si resulta que en el agua que se
encuentra en mares y océanos también pudiese encontrarse oro? Poca gente ha
pensado en esa posibilidad, pero el que fuera el primero en intentar
descubrirlo; Svante Arrhenius, director del instituto Nobel, dio en el clavo
allá por 1903.
Descubrió que la concentración de oro
era de 6 miligramos por tonelada de agua de mar que equivaldría a 8000 millones
de toneladas.
Fritz Haber un colega alemán de
Svante, recibidor del premio Nobel, retomaría la idea de obtener oro del mar,
impulsado en parte debido a la cifra de 269.000 millones de marcos de oro que
debia pagar Alemania a los aliados victoriosos.
Haber pensó que la ciencia ayudaría a
su país y tras conseguir financiación de un consorcio de empresarios
metalúrgicos, recorriendo en 1923 diversos océanos, tuvo que acabar admitiendo
que no había suficiente oro como para cubrir el coste de la extracción...
aunque se equivoco en las cifras.
Tal y como explica Hugh
Aldersey-Williams en ''La tabla periódica'':
Las estimas más recientes de la
cantidad de oro en el agua de mar son más optimistas, y sitúan los niveles en
tres veces los que Haber consideraba que valía la pena explotar: veinte
miligramos por tonelada. En principio, los océanos del mundo podrían contener
oro por un valor de 400 billones de euros a los precios actuales (…) Pero
incluso a esta tasa de extracción, según Richard Herrington, “el coste de
extracción es demasiado grande para que por el momento se pueda considerar.
Así que las aproximadamente 6 millones
de toneladas de oro que hay disueltas en el agua de los océanos de nuestro
planeta parece que todavía están seguras allí y que no se las llevará
nadie.

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